Desde que Richard Burton y Elizabeth Taylor vivieron días de vino y rosas en esta ciudad mexicana del Pacífico, hace muchos años, llegando incluso a tender un puente de piedra que unía las casas de ambos —a cuya sombra hoy se retrata todo el mundo—, Puerto Vallarta se convirtió, aparte de ser una ciudad hermosísima, cálida y hospitalaria, en la meta para la felicidad de millares de parejas de novios de todo el mundo.
Y es ahí, en Puerto Vallarta, donde han acudido Enrique Iglesias y Anna Kournikova a disfrutar de un fin de semana como dos novios más, sin boda —que se sepa—, según los especialistas. Días también de alegría y juegos en la vida de esta pareja de fama universal, que, tras algunas idas y venidas, han vuelto a reencontrarse y viven el uno cerca del otro en los canales de Miami.
Primero, Anna vivió en la casa entre palmeras de Enrique, y después, ella no quiso ser menos y se mandó construir otra casa al lado, justo al lado, de su novio.
Juegos en la playaEn Puerto Vallarta hicieron compras, pasearon las calles, al pie de los cocoteros y las buganvillas; fueron reconocidos, lógicamente; hablaron por los móviles con el mundo entero y, sobre todo, disfrutaron en el todoterreno sobre una de las arenas más claras del Pacífico.